jueves, 22 de octubre de 2009

deberes y derechos del mayor

DERECHOS HUMANOS

Derechos Humanos es el estudio de las facultades, prerrogativas, y libertades fundamentales que tiene una persona por el simple hecho de ser creado a la imagen de Dios, sin los cuales no se puede vivir como tal.

Se expresan como derechos civiles y políticos; derechos económicos, sociales y culturales; y derechos de los pueblos o de solidaridad.

DERECHOS HUMANOS DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS

Los pueblos indígenas tienen los siguientes derechos:

Derecho a la igualdad

La Constitución Política de los Estados reconoce la igualdad de los hombres ante la ley.

Tienen los mismos derechos y oportunidades que los demás miembros de la población.

Deberán gozar plenamente de los derechos humanos y libertades

fundamentales, sin obstáculos ni discriminación.

Derecho a la identidad social y cultural

El respeto a su identidad social y cultural, sus costumbres, tradiciones y sus instituciones.

El reconocimiento y la protección de sus valores y práctica sociales, culturales, religiosos y espirituales.

La preservación de sus lenguas y la promoción del desarrollo y la práctica de éstas.

La consideración a sus costumbres al aplicarles la legislación nacional, siempre que no sean incompatibles con los derechos fundamentales definidos por las leyes del país, ni con los derechos humanos internacionalmente reconocidos.

Derecho al desarrollo

Decidir sus prioridades respecto al desarrollo, en la medida en que esto afecte sus vidas, creencias, instituciones, bienestar espiritual y las tierras que ocupan o utilizan.

Controlar, en lo posible, su propio desarrollo económico y cultural.

Derecho a la tierra y a la utilización de sus recursos

El reconocimiento por parte del gobierno de la propiedad y posesión sobre las tierras que tradicionalmente ocupan.

El acceso a tierras que no estén ocupadas de manera exclusiva por ellos, pero en las que acostumbran realizar sus actividades tradicionales y de subsistencia.

Participar en el uso, administración y conservación de los recursos naturales de sus tierras.

Derecho a la educación

Programas y servicios educativos destinados a ellos y desarrollados con su cooperación.

Medidas educativas en todos los sectores de la comunidad, a fin de eliminar los prejuicios que pudieran tener con respecto a los pueblos indígenas.

Programas que consideren su historia, sus técnicas, sus conocimientos y sistema de valores y todas las demás aspiraciones sociales, económicas y culturales.

DERECHOS DE LAS PERSONAS DE LA TERCERA EDAD

En la Asamblea del Envejecimiento, celebrada en 1982, la Organización de las Naciones Unidas determinó que toda persona mayor de sesenta años se considera de la tercera edad, razón por la cual debe gozar de derechos especiales.

Usted es una persona útil y capaz de tener vida propia e independiente.

El lugar ideal para vivir es aquel donde ha habitado la mayor parte de su vida; sólo como última opción recurra a los asilos.

No permita que lo hagan firmar cartas poder, documentos de cualquier tipo o papeles en blanco.

Es recomendable que siempre lleve consigo una identificación, así como los datos de su tipo de sangre, sus alergias y el lugar en donde desee ser atendido en caso de accidente o enfermedad.

Recibir un trato digno, independientemente de la edad, sexo, raza, discapacidad y otras condiciones.

DERECHOS DE LAS PERSONAS MAYORES

SEGÚN LA O N U

·

La Organización de las Naciones Unidas estableció que a partir de los sesenta años toda persona es considerada adulto mayor y debe gozar de derechos especiales.

Las personas mayores, seguimos teniendo unos derechos fundamentales e innatos como personas que debemos exigir que nos sean respetados y denunciar cualquier situación contraria.

Para ello es necesario que conozcamos cuáles son:

Los mayores tienen derecho a vivir con dignidad, independencia, autorrealización, participación y los cuidados que necesiten.

Vivir con dignidad: acceso a una vida íntegra, de calidad, sin discriminación de ningún tipo y respeto a la integridad psíquica y física.

Con Independencia: nadie puede coaccionarnos a actuar en contra de nuestra voluntad, ni tan siquiera nuestros familiares ni amigos. Seguimos siendo personas adultas, con autonomía racional e ideas propia

Seguridad y apoyo jurídico: protección contra toda forma de discriminación, derecho a un trato digno y apropiado, y que las instituciones velen por ello y actúen cuando fuese necesario.

Tenemos derecho a denunciar cualquier hecho que afecte nuestra persona y nuestros derechos.

Autorrealización: las instituciones deben brindarnos la oportunidad de adquirir conocimientos sea cual sea nuestra edad, y acceder con igualdad de oportunidades a un trabajo si deseamos.

Participación: tenemos derecho a seguir siendo tenidos en cuenta, en especial en las decisiones que nos afecten como asuntos familiares, etc.

Derecho a las necesidades básicas como una vivienda digna, alimentos, servicios médicos, sanitarios, asistenciales, etc.

Recibir un trato digno, independientemente de la edad, sexo, raza, discapacidad y otras condiciones.

Multitud de asociaciones e instituciones velan por el cumplimiento de estos derechos básicos.

Si vives una situación diferente o conoces a alguien que la está pasando, necesitas denunciar esa situación.

En el Teléfono de Atención al Ciudadano (060) o el Teléfono Dorado de Mensajeros de la Paz (900 22 22 23) te escuchan.

D E R E C H O S S O C I A L E S

·

· Vivienda, alimentación, agua, vestido, servicios de salud.

·

· Oportunidad de trabajo.

·

· Vivir en entornos seguros, adaptables a sus preferencias y a sus capacidades en continuo cambio.

·

· Participar activamente en la formulación y aplicación de las políticas que afecten su bienestar.

·

· Disfrutar de los cuidados y protección de la familia y la comunidad.

·

· Contar con espacios libres de barreras arquitectónicas, para el fácil acceso y desplazamiento.

·

· Servicios de salud preventivos y de tratamiento.

·

· Cuidados o tratamiento cuando residan en hogares o instituciones, con pleno respeto a su dignidad, creencias, necesidades e intimidad, así como a tomar decisiones sobre su vida.

·

· Decidir cuándo y en qué medida dejarán de desempeñar actividades productivas.

·

· Servicios sociales y jurídicos.

R E C O M E N D A C I O N E S:

Para la ONU, las personas mayores tienen derecho a vivir con independencia, participación, cuidados, autorrealización y con dignidad.

Sus recomendaciones son:

  • El lugar ideal para vivir es aquel donde has habitado la mayor parte de tu vida, rodeado de tu familia; recurrir a un asilo es la última opción.
  • No firmes cartas poder o documentos en blanco que comprometan tu patrimonio y autonomía.
  • Siempre lleva contigo una identificación, los datos de tu tipo de sangre, alergias y el lugar donde quieras ser atendido en caso de accidente o enfermedad.
  • Si deseas rentar o vender un inmueble, si vas a contraer una deuda o si alguien va a firmar un documento a tu favor, consulta con un abogado o acude a instituciones de asistencia social de tu comunidad.
  • Solicita en las oficinas del Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores (INAPAM) o en los DIF municipales tu credencial de Plan Venerable y pregunta por los beneficios que ella te otorga.

DERECHOS DE LAS PERSONAS MAYORES

RECONOCIDOS EN NUESTRA LEGISLACIÓN

Nuestro país reconoce en su legislación los siguientes derechos:

Integridad, dignidad y preferencia. Acceso a una vida plena, con calidad, libre de violencia y sin discriminación.

Respeto a la integridad física, psicoemocional y sexual. Protección contra toda forma de explotación.

Seguridad y certeza jurídica. En cualquier procedimiento judicial, tienes derecho a un trato digno y apropiado; a recibir el apoyo de las instituciones Estatales y Municipales, con asesoría jurídica gratuita y con un representante legal cuando sea necesario. En todos estos procedimientos tienes derecho al trato preferente en la protección de tu patrimonio.

Salud, alimentación y familia. Tienes derecho a los satisfactores básicos, como alimentos, bienes, servicios y condiciones para una atención integral y de manera preferente. Para el cuidado de tu salud debes contar con el apoyo subsidiario de las instituciones públicas, además de orientación y capacitación en materia de nutrición, higiene y todo aquello que favorezca tu cuidado personal.

Educación. La persona mayor por su condición de ser adulto capaz, consciente, reflexivo, maduro y lleno de experiencias, para crear sus motivaciones y conocedor del rumbo de su vida para alcanzar sus metas, para lograr sus objetivos y definir sus intereses, tiene acceso a la educación de manera preferente en instituciones públicas y privadas, ya que encuentra espacio y tiempo para demostrar que cualquier edad es propicia para aprender, para crecer, para identificarse consigo mismo y para descubrir sus potencialidades, sus valores y sus aptitudes.

Asistencia social. Tienes derecho a programas de asistencia social en caso de desempleo, discapacidad o pérdida de tus medios de subsistencia; de vivienda digna y de acceso a una casa hogar o albergue, sólo en situación de riesgo.

Participación. Incumbencia en la planeación y toma de decisiones que te afecten, así como de desarrollo social en general, ya sea de manera individual o mediante la libre asociación con otras personas; participación en los procesos productivos, de educación y capacitación, y en la vida cultural, deportiva y recreativa de tu comunidad.

Denuncia. Denunciar de manera personal cualquier hecho, acto u omisión que te produzca o pueda producir algún daño o afectación en tus derechos y garantías; también pueden hacer denuncias de este tipo toda persona, grupo social, organizaciones no gubernamentales, asociaciones o sociedades.

DERECHOS HUMANOS EN LA TERCERA EDAD

La Declaración Universal de los Derechos Humanos, adoptada y proclamada el 10 de diciembre de 1948 por la Asamblea General de las Naciones Unidas, refrenda en su Artículo 22:

“Toda persona, como miembro de la sociedad, tiene derecho a la seguridad social, y a obtener, mediante el esfuerzo nacional y la cooperación internacional, habida cuenta de la organización y los recursos de cada Estado, la satisfacción de los derechos económicos, sociales y culturales, indispensables a su dignidad y al libre desarrollo de su personalidad”

La consideración especial hacia los derechos de las personas mayores no ha sido garantizada hasta hace relativamente poco tiempo en las recomendaciones y tratados entre organismos internacionales, como el Consejo de Europa.

Estas recomendaciones y acuerdos más detallados sobre los derechos de la tercera edad están, sin embargo, basados en las premisas fundamentales establecidas por documentos como la Carta de las Naciones Unidas y la Declaración Universal de Derechos Humanos.

Nadie puede ser expulsado de una Entidad de Mayores si no es:

· Por estar condenado mediante sentencia firme que le imposibilite a este cargo.

· Por estar acusado en actividades ilícitas o de terrorismo.

· Perseguir fines lucrativos personales.

· Pierda su nacionalidad española.

· Falta de compostura, escándalo o por atentar contra la Imagen de esta Entidad.

· No cumplir con sus obligaciones económicas.

· No respetar las normas estatutarias, las contenidas en el Reglamento, o las demás normas y acuerdos adoptados por los órganos de gobierno de esta Entidad.

· El incumplimiento grave de las obligaciones inherentes al cargo que ocupe o le fueren delegados, en el seno de esa Entidad de Personas Mayores.

· El maltrato o sustracción de objetos y pertenencias de esta Entidad.

· La falta de información injustificada y reiterada sobre las actividades de su propia Entidad u organización, celebración de asambleas, convocatoria de elecciones, listas que concurren, posibles incidencias que pudiera surgir y los resultados de las votaciones.

· La reiteración en un mismo año de tres o más faltas perjudiciales para la convivencia.

· No acatar los acuerdos que legítimamente adopte la Asamblea o los órganos de gobierno de esa Entidad de Personas Mayores.

En el artículo 25, párrafo 1, de la Declaración Universal de Derechos Humanos se establece que:

"Todas las personas tienen derecho a un nivel de vida adecuado para la salud y el bienestar propio y de su familia, incluyendo comida, ropa, hogar y atención médica y servicios sociales necesarios, y el derecho a la seguridad en caso de desempleo, enfermedad, discapacidad, viudez, edad avanzada o cualquier otra carencia en circunstancias ajenas a su voluntad”.

Los derechos de las personas mayores pueden divididos en tres categorías: protección, participación e imagen.

La protección se refiere a la seguridad física, psicológica y emocional de las personas mayores en lo que respecta a su particular vulnerabilidad frente al abuso y el maltrato.

El derecho a la seguridad de las personas mayores es particularmente vulnerable a las violaciones. Por ejemplo, un componente del derecho a la seguridad es el derecho a la atención médica.

Las personas mayores tienen también el derecho a la no discriminación.

Las personas mayores no deberían ser consideradas como inútiles para la sociedad simplemente porque algunas de ellas puedan necesitar más atención de lo habitual.

Estos estereotipos sobre las personas mayores pueden llevar a tratos degradantes, desigualdad y, a veces, abuso.

La participación se refiere a la necesidad de establecer un papel mayor y más activo para las personas mayores en la sociedad.

Del mismo modo, el derecho a la participación de las personas mayores se ve a menudo amenazado debido a las imágenes negativas que las sociedades tienen de ellos.

A menudo las personas mayores no reciben las mismas oportunidades que los demás para ser miembros productivos de la sociedad.

Los gobiernos están obligados a ayudar en la creación de una imagen más positiva de las habilidades y capacidades de la población de mayor edad, así como de oportunidades sólidas para la gente mayor de participar en la creación de sus sociedades.

La imagen se refiere a la necesidad de definir una idea más positiva y menos degradante y discriminatoria acerca de lo que las personas mayores son y pueden hacer.

El esfuerzo por tratar estas categorías de derecho con detalle en recomendaciones y tratados ha venido especialmente de parte de organizaciones regionales intergubernamentales.

El derecho de las personas mayores a ser libres de la tortura o el trato cruel, inhumano o degradante también se ve a menudo amenazado.

A menudo la gente se aprovecha de la vulnerabilidad de las personas mayores.

Las personas en edad avanzada, particularmente las mujeres, son a menudo víctimas del abandono y el abuso físico y psicológico.

Además, durante las crisis humanitarias, los refugiados de mayor edad son a menudo víctimas de la tortura y el abuso que a veces sufre la población civil.

DERECHOS HUMANOS DE LOS MIGRANTES

EN CASO DE DETENCIONES

Abusar de su fuerza para detenerte.

Agredirte o insultarte.

Recluirte en celdas sucias o con sobrecupo.

Utilizar las esposas de tal forma que te lastimen.

Negarte atención médica.

Privarte de agua potable y alimentos por más de seis horas.

Despojarte de tu dinero, alhajas, lentes o medicinas.

Separar a las familias ni, en consecuencia, a los niños de sus padres.

EN CASO DE MALTRATO

Apunta las placas de la unidad.

Memoriza los nombres y rasgos físicos de quienes te agredieron.

Anota la fecha, hora y lugar del abuso.

Asegúrate si hay testigos.

SI TE ARRESTAN TIENES DERECHO A:

Un traductor.

Un abogado. Avisa a tu consulado para que te preste ayuda.

Comunicarte con un familiar o amigo.

Recibir el pago de tu salario por el tiempo trabajado; de lo contrario, comunícate al consulado para que te apoye.

No separarte de tus hijos menores de edad al momento de tu detención.

Guardar silencio; sólo proporciona tu nombre verdadero.

No firmar, si no lo deseas, tu salida voluntaria u otro papel.

Salir bajo fianza.

Solicitar una lista de abogados que se ocupen de tu caso gratuitamente o a bajo costo.

Servicios de higiene en el lugar de detención.

Comida y agua en un lapso no mayor de seis horas.

SI LOGRASTE INGRESAR:

No portes documentos falsos; es un delito severamente castigado por la ley.

No conduzcas ebrio, sin licencia o papeles que comprueben la propiedad del vehículo.

Lleva contigo siempre los teléfonos de un organismo de apoyo y del consulado cercanos a donde vives.

Si buscas trabajo, tienes que comprobar la autorización mediante la forma 1-9. No te declares ciudadano si no lo eres; te deportarán y tus datos quedarán registrados.

Aunque seas indocumentado, el empleador debe respetar tus derechos laborales.

DEBES CONSIDERAR QUE:

Si ingresas con documentos falsos, o sin permiso, te deportarán sin apoyo de abogados o de Inmigración.

Si te descubre la Policía, debes mantenerte calmado, no corras ni lleves en las manos algo parecido a un arma (piedra, navaja, etcétera); tampoco insultes al agente.

Te acompañe un familiar o alguien cercano que no te deje abandonado.

LOS PILARES DEL GRUPO

PERSONAS MAYORES

SUS PILARES SON:

La Serenidad, para aceptar las cosas que no pude cambiar, por lo que recibe información, formación, orientación y apoyo de su Órganos Superiores como son: Consejería de Bienestar Social e Instituto Servicios Socios de los Mayores (INSERSO) en Ceuta.

El Valor, para cambiar las que puede, al serle otorgados los medios materiales necesarios a través de su Consejería e Instituto Servicios Socios de los Mayores en Ceuta para la ejecución de las funciones que le sea encomendada.

La Sabiduría, para conocer la diferencia entre el bien y el mal, basándose en la experiencia de las personas mayores, basándose en su Reglamento y Estatutos vigentes en cada momento.

SUS PRINCIPIOS:

¨ La defensa de los intereses generales de las personas mayores y de sus organizaciones en su conjunto.

¨ La efectiva igualdad de derechos entre las personas mayores, rechazando todo tipo de discriminación por razón de sexo, raza, religión o por cualquier otra causa o circunstancia.

¨ El respeto a las diferentes culturas que conviven en la sociedad ceutí.

¨ El fomento de los hábitos de comportamiento democrático, así como de la participación ciudadana y del voluntariado.

¨ La formación en el respeto y defensa del medio ambiente y del patrimonio.

NORMATIVAS:

Se guardara la debida confidencialidad de la información recibida en las reuniones o sesiones de este Consejo, máxime cuando las difusiones lesionen derechos personales.

Los trabajos se realizaran mediante grupos representativos y a través de programas de actividades ya sean culturales, sociales, educativas, lúdicas o de otras índoles y bajo un clima de convivencia, tolerancia, compañerismo y armonía, cuidando y respetando los recursos materiales.

En las reuniones o actos protocolarios, sociales o de cualquier índole, donde participe este grupo o se hable del mismo, solamente se expondrá temas que afecten al mismo dejando a parte los interés o problemática particulares e individuales.

Siempre que se vaya a celebrar una reunión, se establecerá una orden del día con la suficiente antelación a la fecha de celebración del acto o reunión, con los temas a tratar.

Siempre se utilizara adecuadamente y con orgullo las acreditaciones y distintivos de este grupo.

Cumplir los compromisos adquiridos con este grupo donde se esta integrado, respetando sus fines, Estatutos, Reglamento y Normativas del mismo.

Siempre se actuara con el mayor cuidado, exactitud, actividad positiva, solaridad, igualdad y equidad.

Cada miembro de su Junta de Gobierno cumplirá fielmente con sus obligaciones y derechos sin inmiscuirse en las tareas de los demás, si no es para ayudarle.

Seguirá las instrucciones adecuadas a los fines que se impartan en el desarrollo de la actividad encomendada.

Participara activamente con voz y voto, con experiencia previa positiva, solidaridad, desinterés, uso de tiempo libre, Imagen de Organización, conciencia, responsabilidad, ciudadanía y creencia.

SUS OBJETIVOS PRINCIPALES SON:

Canalizar y promocionar sus fines mediante su participación Institucional y defender las condiciones de vida de las personas mayores, hasta conseguir su plena integración social.

Canalizará hacia la Administración de la Ciudad Autónoma de Ceuta las iniciativas y demandas de las personas mayores para que perciban una administración ágil, comprometida y eficaz.

Asesorara e informará sobre las consultas que le sean formuladas por las instituciones públicas de la Ciudad Autónoma de Ceuta, en materias que afectan a las condiciones y calidad de vida de la población de personas mayores.

LOS INSTRUMENTOS DE PROTECCIÓN

REGIONALES E INTERNACIONALES

Los instrumentos jurídicos internacionales toman la forma de tratados (también conocidos como acuerdos, convenios o protocolos) que obligan a los estados contratantes. Cuando se termina de negociar, el texto de un tratado tiene el carácter de auténtico y definitivo, para lo cual los representantes de los estados lo "firman".

Existen varias formas por medio de las cuales un estado manifiesta su consentimiento y acepta las obligaciones de un tratado.

Las más comunes son la ratificación y la adhesión.

Un nuevo tratado es "ratificado" por aquellos estados que negociaron el instrumento.

Un estado que no haya participado en las negociaciones puede, en una etapa posterior, "adherirse" al tratado.

El tratado entra en vigor cuando un número predeterminado de estados ratifica o adhiere al tratado.

Cuando un estado ratifica o adhiere al tratado, dicho estado puede realizar reservas a uno o más de los artículos del tratado, a no ser que el tratado las prohíba.

Las reservas normalmente se pueden retirar en cualquier momento.

En algunos países, los tratados internacionales priman sobre las leyes nacionales; mientras que en otros, se requiere de un proceso interno para dar al tratado internacional --a pesar de haber sido ratificado o adherido-- el carácter de ley nacional.

Prácticamente todos los estados que han ratificado o adherido a un tratado internacional deben expedir decretos, reformar la legislación existente o presentar nuevas leyes con el fin de que el tratado tenga efectos plenos dentro del territorio.

Los tratados, declaraciones y acuerdos que determinan los estándares para la protección de las personas mayores son los siguientes:

N A C I O N E S U N I D A S

CARTA DE LAS NACIONES UNIDAS

(1945) (artículo 55)


El artículo 55 de la Carta alienta a los estados miembros de la Organización de Naciones Unidas a promover estándares de vida más elevados para todas las personas, el progreso económico y social, la cooperación internacional en asuntos sociales incluyendo la salud y la educación, y el respeto universal por los derechos humanos independientemente de la procedencia y las características de cada uno.

DECLARACIÓN UNIVERSAL DE DERECHOS HUMANOS

(1948)

(Artículo 3, 22, 25, 27)

La Declaración Universal determina que todas las personas tienen derecho a la vida, libertad y seguridad.

Además, todas las personas tienen derecho a la seguridad social y a la realización de todos los derechos económicos, sociales y culturales esenciales para el desarrollo de la personalidad y de la dignidad individual. Todas las personas deben tener la oportunidad de participar en actividades culturales en su comunidad y compartir los beneficios de las artes y las ciencias.

Finalmente, todas las personas tienen derecho a un nivel de vida adecuado a su salud y bienestar, lo que incluye alimentación, vestido, vivienda y atención médica, así como cualquier tipo de servicios sociales proporcionados por los gobiernos de las naciones-estado.

Especialmente importante para las personas mayores es el hecho de que, en caso de desempleo, enfermedad, discapacidad, viudez o edad avanzada en circunstancias ajenas a su voluntad, todas las personas tienen derecho a la seguridad.

CONVENCIÓN SOBRE EL ESTATUTO DE LOS REFUGIADOS

(1951)

(Artículo 24)

Esta convención establece que los estados han de tratar a los refugiados legalmente acogidos en su territorio con el mismo respecto hacia sus derechos que a sus propios ciudadanos, incluyendo seguridad social para los refugiados en caso de enfermedad, discapacidad o edad avanzada.

Puesto que los refugiados de edad avanzada pueden enfrentarse a problemas muy específicos con respecto a los demás refugiados, este artículo es particularmente aplicable a ellos y sus derechos legales.

PACTO INTERNACIONAL DE DERECHOS

ECONÓMICOS, SOCIALES Y CULTURALES

(1966)

(Artículo 9, 11, 12)


Este tratado reitera el derecho de todas las personas a la seguridad social.

Adicionalmente, todas las personas tienen derecho a un estándar de vida adecuado, lo que incluye alimentación, vestido y vivienda.

Más allá de la Declaración Universal de Derechos Humanos, el Convenio internacional garantiza también a todas las personas el derecho a la mejora continua de las condiciones de vida.

Esto puede interpretarse con el significado de que los gobiernos han de trabajar continuamente para mejorar las condiciones de vida de todas las personas, incluyendo las que están a cargo del estado, por ejemplo, algunas personas mayores.

DECLARACIÓN DE LOS DERECHOS DE LOS IMPEDIDOS

(1975)

(ARTÍCULOS 5,9,10, 12)

Esta declaración define el estatus de las personas discapacitadas.

Puesto que algunas personas mayores a menudo sufren varios tipos de discapacidades, las reglas establecidas en esta declaración también son aplicables a ellos.

Las personas discapacitadas tienen derecho a todas las medidas que les ayuden a ser lo más autosuficientes posible.

Si una persona discapacitada tiene que permanecer en una institución asistencial, tiene derecho a disfrutar de unas condiciones de vida lo más cercanas posible a las otras personas de su misma edad.

Los discapacitados están protegidos de la explotación y el abuso. Las organizaciones de personas discapacitadas están llamadas a jugar un importante papel como asesores en cualquier asunto referido a los derechos de los discapacitados.

DECLARACIÓN SOBRE LA ELIMINACIÓN

DE LA VIOLENCIA CONTRA LA MUJER

(1993)


Este documento se centra en la violencia contra las mujeres entendidas como una violación a sus derechos y un obstáculo para alcanzar la igualdad.

Subraya los tipos de violencia cometidos a menudo contra las mujeres y presta especial atención a los grupos de mujeres que resultan particularmente vulnerables, incluidas las mujeres mayores.

CONSEJO DE EUROPA

CARTA EUROPEA SOCIAL

(1961)

(Artículo 11, 12, 13, 14)

Esta carta explica indirectamente derechos que son aplicables a las situaciones de muchas personas mayores: el derecho a un sistema de seguridad social y a la atención médica.

Los estados europeos están obligados por esta carta a erradicar, en la medida en que lo permita la ciencia, las fuentes y las condiciones de las enfermedades, así como a prevenir el contagio de las mismas.

También están obligados a desarrollar sistemas de seguridad social para aquellos que carezcan de recursos que les permitan asegurarse su propia seguridad.

Estas personas también tienen derecho a recibir atención médica apropiada cuando su condición lo necesite.

Recomendación R (87)22 sobre la protección y supervisión de las personas mayores

(1987)


Las personas mayores deben ser protegidas y supervisadas para prolongar una vida de alta calidad, "mejorar el bienestar subjetivo", asegurar la capacidad de las personas mayores para cumplir una función social, y prevenir y atenuar el impacto de las enfermedades.

Con esta base, esta recomendación sugiere que los estados miembros han de desarrollar facilidades para la protección y supervisión de las personas mayores, y motivar a estos a seguir estas medidas de protección.

Además, todo el personal sanitario empleado en estas facilidades debe recibir formación en medicina geriátrica y gerontología.

Finalmente, se alienta la recogida de datos pertinentes para que estas facilidades se hagan más efectivas en el futuro.

Recomendación para la cohesión social y calidad de vida

(1994)

(Incluido el apéndice)

Esta recomendación fue desarrollada a causa de la preocupación por el número cada vez mayor de personas mayores en Europa y su tendencia a la exclusión social, especialmente en lo que respecta a mujeres mayores, debido al hecho de que ellas normalmente sobreviven a los hombres varios años.

Esta recomendación es extremadamente corta. Sin embargo, el apéndice proporciona unos principios guía para los estados miembros, de forma que puedan seguirlos al desarrollar políticas referidas al bienestar de las personas mayores.

La recomendación reconoce que la mayoría de las personas mayores conduce, de hecho, su vida de forma autónoma y es "en principio no más dependiente que la población en su conjunto".

También reconoce el valor de las personas mayores para la población en general, en particular para las jóvenes generaciones.

Reconoce el derecho de las personas mayores a continuar disfrutando de una alta calidad de vida y a vivir con seguridad.

Las personas mayores también deberían poder vivir de la forma más autónoma posible y continuar tomando sus propias decisiones.

Las personas mayores de edad deberían poder participar plenamente en su sociedad y a tener los recursos que les permitan hacerlo.

Los gobiernos deberían trabajar para evitar la exclusión social de las personas mayores.

La información acerca de asuntos concernientes a las personas mayores debería estar completamente a su alcance, así como al alcance de otras personas que se ocupan de su seguridad.

RECOMENDACIÓN 1254 SOBRE LOS DERECHOS

MÉDICOS Y DE BIENESTAR DE LAS PERSONAS MAYORES:

ÉTICA Y POLÍTICA

1994

Esta recomendación fue redactada debido a la preocupación por el hecho de que la ordenación y los sistemas tradicionales de bienestar social corren el riesgo de ser desmantelados debido a las consideraciones financieras de los grupos de presión sobre los gobiernos: científicos, médicos y económicos.

Debido al envejecimiento de gran parte de la población europea, este hecho es objeto de una particular preocupación.

A los países del centro y el este de Europa se les recomienda que tomen medidas a corto plazo para asegurar el bienestar de las personas mayores debido a la situación política y económica a menudo inestable en muchos estados de esta región.

La recomendación sugiere que los estados de esta parte de Europa deben garantizar unos ingresos mínimos que permitan obtener seguridad a las personas mayores.

Además, a los gobiernos del Este de Europa se les aconseja que tomen medidas contra el deterioro del sistema sanitario público y pongan los medios necesarios para que las personas mayores disfruten de una atención médica a su alcance y de servicios a nivel local, y garanticen la efectividad de los programas sociales ya existentes destinados a esta población.

En lo que respecta a Europa Occidental, la recomendación sugiere a los estados miembros que desarrollen una política de empleo y de trabajo que abra nuevas oportunidades para la participación de las personas mayores, pongan en marcha políticas sólidas de jubilación y de pensiones, controlen los costes de la seguridad social y aumenten los servicios locales para las personas mayores.

Protocolo adicional a la Carta Europea Social

(1998)

(Parte II, artículo 4)

Todas las personas mayores tienen derecho a la protección social.

Las personas mayores deberían poder mantener su plena participación y contribución a la sociedad tanto tiempo como sea posible.

Deberían tener acceso inmediato a los servicios y recursos que puedan hacer esto posible.

Las personas mayores deberían conservar el derecho a vivir libremente y conservar su independencia tanto tiempo como deseen o sean capaces de hacerlo.

Deberían asimismo tener acceso a una vivienda adecuada a sus necesidades, así como acceso a la atención médica.

Las personas mayores a cargo del estado deberían tener garantizada toda la atención necesaria, pero también han de tener derecho a la intimidad y a contribuir a las decisiones que se tomen en las instituciones de las que están a cargo.

Recomendación 1428 sobre el futuro de los ciudadanos mayores: protección, participación y promoción

(1999)
Esta recomendación fue desarrollada después de que la Organización de Naciones Unidas declarase 1999 como "Año internacional de las personas mayores".

Reconoce asimismo el desarrollo del "Grupo de especialistas para mejorar las condiciones de vida de las personas mayores dependientes", perteneciente al Consejo de Europa.

Algunas de las preocupaciones no mencionadas hasta ahora y citadas en este documento se refieren a las personas mayores que viven en zonas rurales y a las desigualdades extremas entre sus condiciones de vida.

La recomendación promueve también la investigación acerca de la tercera edad a nivel nacional, de forma que los programas puedan ser adaptados a los problemas particulares de las personas mayores en determinadas áreas geográficas.

Además, anima a los estados y gobiernos locales a desarrollar nuevas medidas para la protección, la reciente participación de la sociedad y la creación de una imagen más positiva de los mayores.

U N I Ó N E U R O P E A

CARTA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES DE LA UNIÓN EUROPEA

(2000)

(Artículo 25, 34, 35)

Esta carta de origen reciente reconoce el derecho de las personas mayores a vivir de forma independiente y digna y a ser participantes activos en la vida cultural y social de los estados miembros.

En caso de edad avanzada, a los particulares también se les garantiza el derecho a las ventajas de la seguridad social, así como a los servicios sociales.

Además, aquellos que no dispongan de recursos suficientes tienen el derecho a una vivienda digna.

Todas las personas tienen derecho a la atención médica preventiva y el tratamiento médico prescrito por la legislación nacional.

LA SOLEDAD EN LAS

PERSONAS MAYORES

El bienestar general de una persona mayor depende en gran medida de la calidad de sus relaciones personales con otros seres y de tener una vida de forma satisfactoria, ya que al ser humano es un ser por naturaleza social.

Incluso los que sean muy autónomos e independientes precisan, de una u otra forma, estas relaciones personales para gozar de una buena salud.

Por lo tanto es un derecho fundamental, en las persona mayores, de carecer de soledad no deseada por estar relacionada con emociones negativas motivadas por circunstancias que la persona no ha elegido, ya que ésta es un factor perjudicial para su salud social que da lugar a la tristeza extremo contradictorio al bienestar físico, psicológico y social de las personas por afectar al estado de ánimo disminuyendo la motivación para relacionarse.

Los sentimientos de tristeza provocado por la soledad mantenido durante largo periodo de tiempo provocan síntomas depresivos, por esa razón es importante que estas personas mayores mantengan relaciones personales saludables y placenteras algo que en ocasiones resulta difícil en un contexto social en que prima cierto individualismo.

Ya que las familias son cada vez menos numerosas, la movilidad laboral es mayor y las poblaciones son cada vez más grandes, lo que supuestamente ocasionan que las personas se sientan anuladas y les resulte más difícil formar parte de un grupo unido que sirva de soporte para fortalecer una salud social agradable.

Hoy día en nuestra sociedad se conciben unos elementos que van debilitando los vínculos personales desembocando en la soledad ocasionando en algunas personas que aunque compartan tiempo con los demás, pueden sentirse solas por no tener excesiva confianza en sus relaciones.

Por otro lado hay personas que no quieren tener muchas relaciones con normalidad pero sin perder sus lazos sociales satisfactorios, éstas personas con falta de habilidades sociales, fobia social o con resentimiento patológico extremos que le impiden el establecimiento de vínculos personales sufren una soledad con pensamientos distorsionados que le impiden relacionarse y crear relaciones intimas, tan necesarias para el bienestar psicológico.

Por tanto, el aislamiento social, acompañado de un bajo auto concepto y confianza personal, son causas de consulta a profesionales de la salud.

Igualmente esta soledad no deseada, puede producirse por un cambio repentino en el entorno, como la rotura de relaciones personales, en este caso su solución es el buscar apoyo en el exterior para evitar la aparición y la exageración de sentimientos de pérdidas.

Otra clase de soledad es la deseada, o mejor dicho el sentirse bien en soledad, que en nada tiene que ver con sentimiento de tristeza, sino que se trata de gozar de momentos de intimidad más que de soledad ya que es señal de autonomía e independencia y se puede considerar como un momento libre para el descanso por estar libre de obligaciones con los demás y se empleado para lo que se apetezca.

Estas clases de personas indican que son capaces de estar sin otras personas por tener lazos fuertes y sanos con las personas de su entorno y preparadas para disfrutar de su intimidad, no sufren por estar solas porque saben que cuentan con personas cercanas que le dan bienestar, a las que importa y a las que puede recurrir si lo desea.

Incluso esta clase de soledad deseada para algunas personas se ha convertido en un estilo de vida, sin olvidarse que no es recomendable el permanecer en el aislamiento absoluto, sino que se debe de cuidar y mantener las relaciones de convivencia sociales fuertes y satisfactorias.

Otra clase de soledad es la que se da en compañía pero con la sensación de no sentirse parte del grupo, esto ocurre cuando una persona guarda para sí una información que desearía compartirla con los demás, sin encontrar la forma de manifestarlo.

Éste es una clase de soledad frustrante porque no permite el agrado de una relación intima que de seguridad, ya que origina un comportamiento motivado por el bloqueo de algún obstáculo, entonces el organismo intenta adaptarse a una nueva situación para conseguir su objetivo por otro camino.

Toda acción frustrante deja huellas profundas en el psiquismo (alma), obligando tanto a la creación de nuevos contenidos de conciencia como a un replanteamiento del comportamiento.

Las causas de la frustración son múltiples y de su naturaleza, de la fuerza de su motivación de comportamiento y de la personalidad del sujeto que experimenta la frustración, dependerá la importancia de las huellas en el psiquismo, pudiendo ser normal o patológico.

La psicología distingue entre las frustración primera que consiste en la ausencia de objeto necesario para la satisfacción del deseo – ausencia de alimento en un sujeto hambriento. De la secundaria que se da cuando existe una interferencia que impide la adquisición adecuada del objeto, sea esta interferencia exterior (valla que impide coger el alimento) o interior (complejo de inferioridad).

Ésta soledad es habitual en las personas que se guardan sus problemas para sí mismas, bien porque no tienen la suficiente confianza para compartirlos o porque le falta firmeza para hacer respetar su punto de vista.

En este caso se debe afianzar las relaciones con las que se cuenta y ampliar el entorno social expresando los sentimientos de forma segura y confiada.

Compartir las emociones y los sentimientos y hacer que se participe de su intimidad personal fomentando los lazos con los demás.

Cuando se comparte con las demás personas algo más que compañía, el sentimiento de soledad disminuye en beneficio del bienestar social y psicológico.

EDUCACION EN LAS PERSONAS MAYORES

Dr. Clemente Couso Seoane, Dra. Maribel Zamora Anglada,

Dra. Caridad Bernardo Fernández, Dra. Sara Díaz García.

Un trabajo educativo que alcanza todos los grupos etéreos puede contribuir efectivamente a la solución de estas dificultades.

FACTORES DEL ENVEJECIMIENTO.

El proceso del envejecimiento puede ser evaluado considerando dos grandes grupos de factores participantes en él, que son los factores biológicos y aquellos que Comfort reunió bajo el término "envejecimiento psicogénico", considerando como tal al conjunto de normas que la sociedad impone a los ancianos por el hecho de serlo y en los cuales se incluyen los prejuicios en elación con la conducta social de las personas mayores de 60 años.

Estos prejuicios y barreras constituyen presiones sociales que dan origen a respuestas de defensa en forma de demanda de afectos y de sentimientos de inseguridad, que asociados a la pérdida de la autoestima generan cuadros depresivos, y síntomas o enfermedades psicosomáticos de diversa índole, como expresión de insatisfacción emocional y demanda de atención.

Estos trastornos determinan una disminución en la calidad de ida de mayor o menor intensidad, e incluso pueden condicionar trastornos de consecuencias fatales.

Todo este proceso puede ser reducido y hasta evitado si se traza una estrategia adecuada que contrarreste los efectos nocivos de los prejuicios sociales hacia la tercera edad, que están presentes en los más jóvenes y en los propios ancianos en mayor o menor escala, no sólo por los criterios de valoración general del fenómeno, sino también por la valoración individual de la propia identidad como persona que se encuentra en la última etapa de la vida.

LA INFANCIA Y LA ADOLESCENCIA.

El trabajo educativo para alcanzar un buen equilibrio psico-social en la vejez debe comenzar con la infancia y la adolescencia.

Para este trabajo es esencial el dominio de los conceptos de respeto al anciano, de que todos envejecemos y que por ello todos nos enfrentaremos a nuestra propia vejez en el momento en que corresponda.

Además de desarrollar una verdadera "cultura de la sabiduría y la experiencia en la tercera edad" profundizando en los aspectos positivos que trae consigo el arribar a la vejez, y destacando los valores que sólo se alcanzan a través del carácter de depositarios de la identidad cultural del grupo en que vive.

Es de gran interés, además, promover las relaciones de armonía y no de equilibrio de fuerzas antagónicas entre las generaciones más jóvenes y los ancianos.

EDUCACIÓN EN LOS ADULTOS.

La educación para los adultos merece un análisis especial en cuanto a la etapa de la prejubilación como período apropiado para nociones capaces de variar radicalmente sus consecuencias cuando se actúa debidamente sobre él, encaminando los intereses del individuo hacia los aspectos extralaborales que deben sustituir en su momento a la actividad de la cual la persona se desvincula al dejar el trabajo definitivamente.

La educación para el ejercicio físico sistemático, que generalmente se pierde en la etapa productiva de la vida, es otro factor de alto valor preventivo de la actividad física y además establece los hábitos de ejercicios antes de que se alcance la tercera edad, cuando sin duda, consolidar nuevos patrones es más difícil.

Las reflexiones acerca del fenómeno universal del envejecimiento, tal cual sólo se escapa con la muerte, alcanzan un valor especial en esta edad en la que ya se hacen presentes los primeros signos del mismo, como son la presbicia, las arrugas, el encarecimiento, etc.

La aceptación de las limitaciones que comienzan a hacerse presentes es un proceso difícil, cuya atención requiere apoyo y comprensión.

Es necesario apelar al mecanismo de destacar las "ganancias compensadoras" que son consecuencia directa del paso de los años, entre las cuales se puede mencionar la mayor facilidad para liberarse de los compromisos sociales enojosos, la mayor libertad para el empleo del tiempo, la acumulación de experiencias, etc.

LAS PERSONAS MAYORES.

En el trabajo educacional con las personas mayores resulta necesario insistir en cuanto a la aceptación y el adecuado enfoque de la jubilación, considerando que es una etapa delicada, capaz de generar crisis de graves consecuencias con daños irreversibles en la psiquis del individuo.

Es necesario reorganizar en el momento justo la orientación de las actividades hacia intereses diferentes a aquellos que conforman la vida laboral.

El empleo del tiempo libre puede llegar a constituir un conflicto para en la persona mayor jubilado, quien carece de obligaciones en el plano laboral y no sabe cómo llenar ese vacío.

Al romperse el equilibrio entre el trabajo y el descanso aparece el desinterés y el aburrimiento, con el consiguiente malestar.

Es éste el período en que se pueden satisfacer viejos anhelos y curiosidades, en que se pueden ensayar actividades laborales con nuevas modalidades de horarios y rendimientos sin la exigencia formal, tales como la artesanía y los denominados "oficios" que poseen la doble ventaja de utilidad económica y valor social.

El estudio no es un terreno vedado para las personas mayores de edad, que pueden alcanzar con éxito niveles de calificación, aun con categoría universitaria.

El empleo de las capacidades residuales es la clave del bienestar en este colectivo al elevar la autoestima y garantizar una actividad que en sí misma constituye una terapia polivalente.

LA FAMILIA.

El núcleo familiar debe ser orientado hacia la conservación de los valores de las personas mayores de edad y la integración del individuo de la tercera edad como parte fundamental de la estructura, tendiendo a la coexistencia natural de tres generaciones en la especie humana.

Como consecuencia de una labor de este calibre, el grupo social puede ser capaz de eliminar los factores socio génicos del envejecimiento y garantizar mayor calidad de vida a ese grupo reciente que está constituido por los mayores de 60 años y que representa un factor de carga de alta repercusión social, en particular si posee una calidad de vida de bajo nivel.

LA SALUD EN LAS PERSONAS MAYORES

La meta propuesta por la Organización Mundial de la Salud para el comienzo de la próxima centuria, que ha sido resumida en la frase:

"Salud para todos en el año 2000".

Ofreciendo para su aplicación en las personas mayores aspectos de particular interés.

La salud, en su más amplio concepto o sea, el pleno disfrute biológico, psicológico y social de la vida, puede mostrar a primera vista serios escollos como meta para los ancianos y en verdad no es un objetivo de fácil consecución para ellos.

Una medida crucial del bienestar de las personas mayores es la de su estado de salud.

Se ha reconocido ampliamente que, debido a la estrecha relación existente entre la pobreza y el estado de salud, los esfuerzos para mejorar la salud de las personas juegan un papel fundamental en el proceso de desarrollo.

Hemos visto que el mundo en desarrollo está experimentando de hecho un proceso de envejecimiento debido a la prevención de muertes prematuras causadas por enfermedades infecciosas, y no debido a factores como el aumento de la prosperidad o la mejora de la vivienda o la nutrición.

Algunas enfermedades infecciosas como la tuberculosis o la disentería aún son un problema generalizado, y las infecciones intestinales y respiratorias surgidas en años anteriores son una causa importante de mortalidad y pérdida de vida activa en años posteriores.

Un estudio sobre la salud en las personas mayores realizado en el mundo en desarrollo a comienzos de los años noventa afirma que:

La amplia evidencia internacional existente parece dejar claro que, desde una perspectiva sanitaria, es poco probable que las personas mayores de 60 años de las naciones del Tercer y del Cuarto Mundo vayan a vivir en utopías geriátricas.

Lo más probable es que vivan en áreas en las que las enfermedades debilitantes sean endémicas, donde las inadecuadas condiciones de vivienda y abastecimiento de agua aumenten la posibilidad de que se produzcan frecuentes infecciones, y en las que una dieta inadecuada disminuya la resistencia a los microbios causantes de enfermedades. (Sokolovsky, 1991)

El papel de las mujeres mayores de edad en el proceso de desarrollo se ha centrado predominantemente en las desigualdades de carácter estructural que sufren a lo largo de su vida, y han ignorado las desventajas relativas que éstas experimentan conforme aumenta su edad.

Y es precisamente esta acumulación de desventajas de años anteriores lo que hace particularmente vulnerables a las mujeres mayores que viven en la pobreza.

Una mujer de 50 años de un país en desarrollo que ha tenido múltiples embarazos y una vida de duro trabajo físico se encuentra ya en el umbral de la tercera edad, y su vida posterior, que bien puede prolongarse entre 20 y 30 años más, se verá profundamente afectada por el fuerte deterioro de su capacidad funcional (Kalache, 1991; Rosenmayr, 1991).

Ello establece una pauta en la que la malnutrición crónica y la anemia se unen a lo largo de todo el ciclo vital para dar lugar a una vejez de extrema debilidad (Sennott-Miller 1989).

Muchos países en desarrollo siguen caracterizándose por altos niveles de fecundidad y al mismo tiempo por un descenso significativo en las tasas de mortalidad, así como por el aumento de la esperanza de vida.

Sin embargo, hasta cierto punto esto es un simple reflejo del desequilibrio que existe entre la distribución de servicios hospitalarios y comunitarios, y son estos últimos los que deberían proporcionar el grueso de la atención sanitaria a las personas mayores.

LA TERCERA EDAD Y LA FAMILIA

En la mayor parte de los países del Sur y del Norte, la familia juega el papel principal en el apoyo a los miembros de la familia de mayor edad, incluso en el momento en el que tienen lugar rápidos cambios socioeconómicos.

Dentro de la familia, la reciprocidad de obligaciones entre generaciones facilita el intercambio de apoyo y atención.

Así, la custodia de los nietos por los abuelos con hijos trabajadores se intercambia con los cuidados y la protección a los miembros mayores de la familia.

Se suele afirmar que la estructura tradicional de familia ampliada proporciona los cuidados y el apoyo adecuados para la gran mayoría de las personas mayores.

No obstante, el apoyo prestado por la familia ampliada suele ser insuficiente para garantizar una calidad de vida razonable en la vejez.

Sin embargo, también está claro que las relaciones familiares se ven afectadas por una amplia gama de factores socioeconómicos, y que estos factores, aunque pueden ser agravados por el cambio social, no son su causa.

Existen pruebas, por ejemplo, que indican que la posición social de las personas mayores siempre ha estado vinculada a su poder económico, sea en el marco 'tradicional' o en el 'moderno'.

Esta situación ha empeorado significativamente a causa de la creciente pobreza experimentada por muchas familias del Sur.

Esta se suele atribuir a los cambios en los valores culturales que emanan del proceso de transición de la sociedad tradicional a la moderna.

Aunque la pobreza es la causa principal de esta tensión familiar, y no las fuerzas de la modernización.

Igualmente hay que reconocer que la atención que se presta a los ancianos en las familias extensas no es una responsabilidad compartida equitativamente ya que esta responsabilidad recae sobre las mujeres más jóvenes de la familia, con lo que éstos se suman a las responsabilidades que ya tienen con sus maridos y sus hijos.

LA TERCERA EDAD Y EL DESARROLLO:

¿LA ÚLTIMA MINORÍA?

Mark Gorman

Introducción

En la actualidad es un hecho ampliamente reconocido que la población de los países industrializados de Europa y América del Norte está en proceso de envejecimiento, ya que el número y la proporción de personas mayores crecen rápidamente.

Los grandes avances de la medicina y la atención sanitaria han mejorado la alimentación y han reducido la incidencia de enfermedades infecciosas.

Niveles de vida más elevados, junto con la mejora de la educación, la atención sanitaria y los servicios sociales, han contribuido al espectacular incremento de la longevidad que se ha registrado durante el último siglo.

Debido a que estos cambios se han producido primero en el Norte, existe la tendencia de asociar el “envejecimiento de la población'” sólo con esos países.

Los países del Sur, sin embargo, cuentan ya con más de la mitad de la población mundial de personas de sesenta o más años.

En el año 2025 esta proporción habrá aumentado aproximadamente hasta un 70%.

El crecimiento constante y sostenido de la población de la tercera edad, que ya plantea un gran reto a los políticos del Norte, también necesita ser reconocido como un asunto importante en el Sur, y como una cuestión que afectará profundamente a sus economías y sociedades.

LA TRANSICIÓN DEMOGRÁFICA

Es evidente que se está produciendo una transición demográfica global, aunque ésta se encuentra en una etapa más avanzada en el Norte que en el Sur.

La población de los países no industrializados del Sur sigue teniendo una proporción mayor de niños y una proporción relativamente menor de personas mayores.

Tomados en conjunto, en los países en desarrollo aproximadamente el 35% de la población es menor de 14 años y alrededor de un 10% es mayor de 55.

En el Norte, mientras tanto, las proporciones son aproximadamente iguales, en torno al 22%.

Por consiguiente, no es extraño que la atención continúe centrándose en el crecimiento del número de jóvenes, en vez de en el incremento de la población de mayor edad.

Sin embargo, los indicios de la transición demográfica son cada vez más visibles en el mundo en desarrollo.

Muchos países de Asia y América Latina han experimentado un descenso considerable de la fertilidad durante la década de los setenta, y esta tendencia, según las proyecciones, va a hacerse más acusada.

Asia, por ejemplo, tenía en 1985 el 48% de población de la tercera edad global, y en el año 2025 tendrá el 58%.

Las cifras correspondientes a Europa, por el contrario, son del 20% y 12% respectivamente.

En el África Subsahariana, el fenómeno del envejecimiento de la población está todavía en sus primeras etapas; también aquí se puede repetir el mismo patrón (Schulz, 1991), aunque el impacto de la pandemia del sida afectará significativamente a este proceso.

Incluso en los países en los que la esperanza de vida al nacer es relativamente baja, la esperanza de vida a los 65 años puede ser sorprendentemente alta.

En Bangladesh, por ejemplo, donde la esperanza de vida al nacer para la mujer en 1984 se situó en 54,7 años, a la edad de 65 la esperanza de vida media de la mujer fue de otros 12,8 años.

En Sri Lanka, en 1981 las cifras comparativas para la mujer fueron 71,6 años al nacer y de otros 15,6 años a la edad de 65.

Estas cifras son comparables con la esperanza de vida para la mujer japonesa de 65 años en 1985, que fue de 18,9 años más.

La expectativa media de vida probable en el sur de Asia está entre los 10 y los 15 años más de vida a partir de los 65 años (Martín, 1990).

La transición demográfica que se está experimentando actualmente en el Sur difiere en aspectos importantes del modelo de los países industrializados.

En los países en desarrollo, el descenso de los índices de natalidad y mortalidad se debe no tanto a las mejoras socioeconómicas —un rasgo característico de Europa y América del Norte en el siglo pasado—, como a innovaciones tecnológicas (como las campañas de vacunación masiva) que se insertan en un marco de pobreza persistente.

Se espera, por tanto, un rápido incremento del número de personas mayores que pasarán los últimos años de sus vidas sin disfrutar de los sistemas de apoyo social, económico y de atención sanitaria disponibles en el Norte.

No sólo se producirá un espectacular aumento de la población de la tercera edad en todo el mundo, sino que ésta se volverá cada vez más heterogénea, al igual que ha ocurrido con el resto de la población.

Los más mayores (los que superan los 80 años) son el grupo que más rápidamente crece entre las personas mayores en todo el mundo y, del mismo modo, aumenta el número de personas mayores con alguna discapacidad.

Un pronóstico reciente realizado para Indonesia muestra un crecimiento acelerado en el número de personas de más de 45 años con una desventaja física (3), ya que los mayores índices de prevalecía a partir de esa edad se combinan con el crecimiento de la población.

Así, el número de mujeres mayores de 45 años con una desventaja llegará casi a duplicarse en el 2025, alcanzando la cifra de 7,1 millones (Down y Manton, 1992).

La dependencia creciente de estos grupos tendrá un impacto significativo en los cuidados proporcionados por la familia, especialmente a partir del descenso global de la provisión de servicios públicos.

Dada su propensión a casarse más jóvenes y vivir más que los hombres en casi todas las sociedades, las mujeres tienden a vivir en soledad en la vejez, contando con un apoyo socioeconómico mucho menor.

La emigración, tanto nacional como internacional, es ahora un fenómeno global y está creando grandes 'bolsas' de personas mayores, bien sean los que quedaron atrás en las zonas rurales, o bien los que se concentran en las barriadas marginales urbanas.

En ambos casos, la vida de los ancianos suele caracterizarse por ingresos bajos, viviendas de mala calidad y servicios inadecuados (Sen, 1993).

TEORÍAS SOBRE EL ENVEJECIMIENTO Y EL DESARROLLO

Gran parte del debate en la reducida —pero cada vez más amplia— bibliografía sobre envejecimiento y desarrollo se ha centrado en la posición social de los ancianos y, por consiguiente, en los roles que se entiende que se les han de asignar o denegar en sociedades que están experimentando un proceso de cambio. En términos generales, se han establecido dos grandes marcos teóricos.

LA TEORÍA DE LA MODERNIZACIÓN

La teoría de la modernización, tan influyente en otros ámbitos de la teoría del desarrollo, también ha sido muy influyente en la gerontología comparativa.

En resumen, esta teoría postula la idea de que 'la modernización suele poner en marcha una reacción en cadena que tiende a empeorar la situación de los ancianos'.

Los principales rasgos de este proceso, según se ha dicho, son la pérdida de importancia de la familia ampliada y el declive de la propiedad de la tierra como recurso para una alta posición social; el aumento de la movilidad social y geográfica, y el cambio acelerado en las estructuras y los valores sociales y culturales.

Los valores familiares y el respeto por los mayores que encontramos en las sociedades tradicionales van en contra de los 'modernos' valores del individualismo, la ética del trabajo y 'la visión cosmopolita que resalta la eficacia y el progreso' (Cowgill, 1986).

Independientemente de que la modernización sea considerada positiva o negativa, este planteamiento, basado en dos polos opuestos y en caracterizar las sociedades como 'tradicionales' y 'modernas', suscitó un considerable apoyo entre los autores que han escrito sobre envejecimiento y desarrollo.

Por un lado, se traza una visión nostálgica de la sociedad tradicional:

'En nuestro sistema social tradicional, los ancianos eran considerados la sabiduría personificada y el fruto de una vida bien vivida, y ostentaban un poder, una autoridad y un respeto incuestionables.

La seguridad de una familia unida constituía la tranquilidad para los ancianos' (Kaur et al. 1987).

La modernización, por el contrario, parece estar minando esta 'edad de oro'.

Dos comentarios sobre la emigración y el desarrollo urbano ilustran una idea recurrente.

Por ejemplo, la emigración 'ha ayudado a convertir la modernización económica de los países en desarrollo en una pesadilla social para la tercera edad' (Tout, 1989).

Y, 'Parece como si no hubiera tradición capaz de resistir a una generación de vida urbana.

La desintegración de la familia junto con el desarrollo urbano —especialmente cuando éste es incontrolado— debilita el sentimiento religioso y hace que desaparezca el respeto por los mayores' (Jacquemin, 1993).

LA TEORÍA DE LA DEPENDENCIA

La teoría de la modernización, sin embargo, no se ha ido sin ser cuestionada.

Entre las críticas que se le han formulado a esta teoría cabe destacar las de Neysmith y Edward.

Desde la perspectiva que ofrece la teoría de la dependencia, estos autores afirman que: 'la dependencia económica produce una ideología según la cual el subdesarrollo es culpa de las características de las personas, y no de las relaciones económicas que atan al Tercer Mundo con el mundo industrializado' (Neysmith y Edward, 1984).

Estos y otros autores plantean que factores demográficos como el número de niños que sobreviven, y factores económicos como la clase, la ocupación y la propiedad de los activos, juegan un papel mucho más significativo que el que se les asigna al concentrarse en posiciones sociales o en sistemas de valores universales.

Lo más probable es que una pérdida de posición social experimentada por las personas mayores esté 'vinculada a las arraigadas desigualdades estructurales experimentadas en una etapa más temprana de sus vidas por la mayoría de la población de la mayor parte de los países en desarrollo.

El empobrecimiento en la tercera edad puede ser una experiencia intercultural común del proceso de envejecimiento más que un simple resultado de la 'modernización'' (Sen, 1993).

Es evidente que esta polémica tiene importantes consecuencias prácticas para las actividades de desarrollo con la tercera edad.

Si, como se deriva de la teoría de la modernización, las personas mayores en el Sur llevan una vida con seguridad y plenitud porque siguen viviendo en el marco de una familia extensa, podría plantearse que no hay apenas necesidad de que intervengan los gobiernos o las ONG.

No obstante, si las fuerzas de la modernización están minando los valores culturales tradicionales y, por tanto, debilitan los cuidados que proporciona la familia, puede ser necesario prestar apoyo a las personas mayores, aunque éste podría estar basado en un enfoque asistencialita, y especialmente en la institucionalización de sistemas de atención que se sitúan fuera de la familia.

Por otro lado, si los problemas que afronta la tercera edad son vistos en el contexto de las desigualdades estructurales que se producen entre distintas sociedades, así como dentro de cada una de ellas, habría que concentrarse en modelos de atención y de apoyo enfocados al nivel comunitario, al tiempo que se desarrolla la crítica de las relaciones de desigualdad que afectan a la tercera edad al igual que a otros grupos sociales vulnerables.

Es importante, por todo ello, examinar la evidencia con la que estas teorías —que compiten entre sí— podrían ser verificadas.

Buena parte del debate se ha centrado en la tercera edad y el cambiante papel de la familia en el Sur, y este va a ser nuestro punto de partida.

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